viernes, 24 de mayo de 2013

Crónica. Decimoquinto festejo de San isidro 2013


















Quite de Morante en el toro que hizo cuarto y que correspondió a Finito de Córdoba. El único momento hermoso y destacable de toda la tarde. El más bochornoso el que se muestra a continuación: los pitones del sobrero de Carmen Segovia por los suelos... Fotografía de Paco Sanz


















23 de Mayo de 2013. Decimoquinto festejo de la Feria de San Isidro.
Madrid. Las Ventas. Finito de Córdoba, Morante de la Puebla y Miguel Ángel Perera con toros de Jandilla y Vegahermosa.
Sólo Perera
Por Paco Sanz
El festejo inicialmente tenía todos los alicientes para ser una gran tarde toros. Cartel rematado, expectación, la reventa haciendo su trabajo, tarde espléndida en Las Ventas  y los tendidos hasta la bandera incluidos los familiares de acomodadores y otros personajes que no pasan por taquilla. Pero como casi siempre ocurre en estos casos, dice el dicho que “Tarde de expectación, tarde de decepción”. La tarde la ha salvado Miguel Ángel Perera que ha estado realmente torerísimo con sus dos oponentes.
En su primer enemigo, al que banderilleó espléndidamente Juan Sierra, ha estado en torero. Con enorme predisposición, ganas y arrojo. De inicio le enjaretó tres series con la derecha llenas de mando, temple y ligazón que levantaron los olés en el tendido. El toro se vino abajo y su falta de raza hizo que Perera tuviera que sacarle los muletazos cruzándose al pitón contrario para dejar los vuelos de la muleta en el hocico del toro. De esta manera consiguió cuatro naturales largos, templados que parecían no acabarse nunca. Estaba tan enfrascado con el toro que no debió de enterarse de que sonaba un aviso puesto que siguió citando al toro, esta vez por bernardinas. El manejo de la espada le privó de cortar una oreja.
Su segundo oponente, no le permitió repetir las series de su primero. Su correcta colocación y dominio de los terrenos fue argumento suficiente para ligar un par de series de indudable calidad. El burel se rajó de tal manera que la porfía del extremeño, en intentar meter al toro en la muleta, fue una aventura imposible. Recurrió al arrimón, pero ni por esas. El toro era un marmolillo indecente. A este toro lo banderilleó como mandan los cánones su subalterno Joselito Gutiérrez.
Volvía a Las Ventas después de siete años Juan Serrano Finito de Córdoba y parece que ese tiempo de ausencia en esta plaza lo ha acusado de forma negativa el diestro nacido en Sabadell. No ha dejado un solo poso de la figura que dicen que fue. Mal asunto. Segundas partes, casi nunca fueron buenas. Su primer enemigo sufrió en sus carnes un horripilante tercio de varas. Nunca sabremos si su invalidez fue causada por el tercio de varas o es que nació con ella. Pero ahí estaba. Lo que pasa es que unos ven invalidez para la lidia y otros que es un calambre.
En este toro, Finito estuvo como ausente, medroso, desconfiado y apático. Buscaba y no encontraba terrenos donde el aire no le molestara. Se puso por el pitón derecho y su descolocación después de cada muletazo impedía ligar el siguiente. Lo intentó por el izquierdo y se repetía la historia. No es que el toro embistiera, es que Finito ni ayudaba ni ponía nada de su parte.Su segundo llegó sin ningún recorrido al último tercio. Se aculó en tablas, y  Finito abrevió. Los que allí estábamos se lo agradecimos. Creo.
El primer enemigo de Morante fue devuelto a los corrales. En estos casos y en esta plaza, es preceptivo que salgan por la puerta de chiqueros los bueyes de Florito. Por si alguien no sabe quien ese tal Florito, se trata del mayoral de la plaza madrileña. Un profesional de su trabajo como la copa de un pino. Pero héteme aquí, que sólo salen los bueyes. Él ni aparece. No le hace falta. Los cabestros saben perfectamente lo que tienen que hacer y lo hacen a las mil maravillas. Como dice mi amigo Iñaki: Si los bueyes de Florito supieran hablar, darían conferencias.
Sale como sobrero un ejemplar de Carmen Segovia. Los pitones eran un escándalo. Tanto es así, que en el primer encuentro con el caballo, al toro se le desprendió la vaina del pitón derecho. Este toro, a diferencia de otro del mismo hierro que también salió como sobrero días atrás y que sirvió, éste no valió ni un pimiento. Morante lo intentó pero el toro se negó en rotundo a embestir. En el cuarto toro de la tarde que era de Finito, Morante realizó un quite y nos dibujó una media verónica que sólo él es capaz de interpretar de esa manera. Larga, bella, cargada de arte, sutileza y plasticidad. Fantástica. Algunos en el tendido decían que solo por eso, merece la pena pagar una entrada.
Para su segundo enemigo, comenzó la faena con el estoque de verdad. Ya había visto que el toro no le iba a ayudar y que la tarea era demasiado complicada. Dicho y hecho. No se lo pensó dos veces y aquí se acabó la historia. Para darnos un sainete, mejor así. ¿Para qué vamos a sufrir viendo hacer a Morante cosas que no sabe hacer? Lo que sabe hacer lo habíamos visto, aunque en esencia, en el cuarto toro de la tarde.
Ficha del festejo. 23 de mayo de 2013. Las Ventas. Madrid.
Decimoquinto festejo de la Feria de San Isidro 2013.
Presidente: D. Trinidad López-Pastor Expósito. Lleno.
Toros de Jandilla (2º, 3º y 6º) y Vegahermosa (1º,4º y 5º): Bien presentados.  Mansos, faltos de raza y sin fondo para aguantar la lidia a excepción del tercero. Un sobrero (2º) de Carmen Segovia, basto y manso que saltó al ruedo con los pitones escobillados.
Finito de Córdoba: Bajonazo (silencio); sablazo tendidísimo sin soltar en el lomo, pinchazo y seis descabellos  (pitos).
Morante de la Puebla: Pinchazo y estocada (silencio); tres pinchazos y descabello (bronca).
Miguel Ángel Perera: pinchazo, media (leve petición y vuelta al ruedo); estocada desprendida (silencio).

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