Fotografía de Paco Sanz.
Las Ventas. Madrid. Vigesimoséptimo festejo y segundo de la Feria del Aniversario. 1 de junio de 2010
Los monosabios ascienden a picadores
Por Paz Domingo
Esta imagen que ven al inicio de esta crónica se ha repetido estruendosamente tarde tras tarde. Mamífero indefinido –presunto toro- sin fuerza, codicia, acometida, empuje –por supuesto bravura- que derriba a un jamelgo que se acuesta sobre los lomos y que siente el contacto a ciegas. Jinete que espera para dejar la vara cuando ya se ha producido el encuentro, bajo la jurisdicción del muro, encajonado el animal por su condición pegajosa y al que se apalanca soberanamente en monopuyazo. Unos monosabios que contienen. Un jinete que cae en el embroque. Unos capotes lejanos que acuden. Unos malos ejecutores que recomponen la situación. Un picador que vuelve a la grupa, al quien le gritan que ya le ha dado mucho, que perpetra el toricidio en los terrenos dorsales. Que se oye. ¡Picador, qué malo eres! Pues así, todos los días. Unos oficiantes del castoreño que nos han arrebatado la suerte decisiva, fundamental y primaria en la que se asienta toda la metodología del mundo de los toros. Y visto lo visto, sería muy bueno que dejaran probar a estos aguerridos y temerarios monosabios que llevan de ayudantes, porque parece que sostienen más coraje y, presumiblemente más ciencia. Que lo demuestren. Que les asciendan y prueben. Peor, no lo pueden hacer. Crónica completa en http://sites.google.com/site/toroaficion/san-isidro-2010/10-san-isidro-27
Por Paz Domingo
Esta imagen que ven al inicio de esta crónica se ha repetido estruendosamente tarde tras tarde. Mamífero indefinido –presunto toro- sin fuerza, codicia, acometida, empuje –por supuesto bravura- que derriba a un jamelgo que se acuesta sobre los lomos y que siente el contacto a ciegas. Jinete que espera para dejar la vara cuando ya se ha producido el encuentro, bajo la jurisdicción del muro, encajonado el animal por su condición pegajosa y al que se apalanca soberanamente en monopuyazo. Unos monosabios que contienen. Un jinete que cae en el embroque. Unos capotes lejanos que acuden. Unos malos ejecutores que recomponen la situación. Un picador que vuelve a la grupa, al quien le gritan que ya le ha dado mucho, que perpetra el toricidio en los terrenos dorsales. Que se oye. ¡Picador, qué malo eres! Pues así, todos los días. Unos oficiantes del castoreño que nos han arrebatado la suerte decisiva, fundamental y primaria en la que se asienta toda la metodología del mundo de los toros. Y visto lo visto, sería muy bueno que dejaran probar a estos aguerridos y temerarios monosabios que llevan de ayudantes, porque parece que sostienen más coraje y, presumiblemente más ciencia. Que lo demuestren. Que les asciendan y prueben. Peor, no lo pueden hacer. Crónica completa en http://sites.google.com/site/toroaficion/san-isidro-2010/10-san-isidro-27
No hay comentarios:
Publicar un comentario