miércoles, 7 de octubre de 2009

Editorial. Sobre los caballos de picar


Fotografía de Paco Sanz

Ciegos y sordos
Los caballos de picar salen con ambos ojos tapados, además de incapacitados para la audición, incumpliendo el actual Reglamento Taurino Nacional y el sentido común. Unas infracciones que no se denuncian, ni se reparan, ni se evitan. Unas irregularidades que pueden provocar graves incidentes en el transcurso de la lidia. Esperemos que no sean irreparables.
El pasado 26 de septiembre, durante el transcurso del primer festejo de abono de la Feria de Otoño de Madrid, a punto estuvo de consumarse un desastre anunciado. Un novillo de la ganadería de Montealto descabalgó al jinete. El jamelgo salió despavorido por el ruedo, se estrelló contra las tablas del burladero, quedando casi muerto con la conmoción del tremendo golpe, destrozando el maderamen, y evidenciando el incumplimiento del actual Reglamento Taurino –pues llevaba ambos ojos tapados, cuando la norma exige uno-, además de las irresponsabilidades de las autoridades competentes que permiten, y no evitan, que los caballos estén dentro del ruedo, en el transcurso de la lidia y en estas circunstancias.

Sobre la fotografía. Imagen habitual de todos los festejos. Los caballos de picar salen al ruedo de esta forma: tapados los dos ojos, cuando el Reglamento Taurino Nacional exige que sea el ojo izquierdo el que quede al descubierto. Esta fotografía fue tomada el día 3 de octubre durante el tercer festejo de abono de la Feria de Otoño. Una semana después de que un caballo desbocado provocara un grave incidente al salir despavorido por el ruedo e impactar contra las tablas del burladero. Evidentemente, no se han tomados medidas disciplinarias al respecto.

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