martes, 3 de junio de 2014

Crónica. Feria de San Isidro 2014



Algo raro

Por Paz Domingo

Se vio algo raro en la esperada tarde de Cuadri. Todo se contagió de una sensación extraña. Los toros de esta ganadería propia de aficionados no parecían lo que habían sido siempre. La presentación era desigual, sobre todo en las diferencias en las cabezas, la hondura de sus ejemplares se manifestaba en formas más recortadas, incluso en alguna badana muy poco definida; pero lo más paradójico resultó el confuso comportamiento de los toros, lejos de los parámetros de resistencia al sometimiento que imponen sus soberbias figuras. Esta vez no eran piezas de mármol correosas, como tampoco animales de pronóstico reservado. Se comportaron noblemente, apalancados en personalidades variables según los tercios y terminaron casi todos entregados a las muletas con y sin fuerzas en sus entrañas.

El primer toro correspondió a la confirmación de alternativa de José Carlos Venegas y le faltó poco para llegar al final del trasteo porque el picador de su cuadrilla perpetró un asesinato en forma de vara trasera, provocando una disección a lo vivo en el lomo con el tamaño de una cueva paleolítica de la que manaba como un surtidor y a borbotones la sangre del infortunado. Quedó el toro preparado para la lidia de dos o tres tandas como mucho, incluso con abundante nobleza. El joven diestro se colocó bien en la primera pero se empeñó en el toreo por arriba cuando en castigado animal quería faena por abajo. Murió de estocada tras pinchazo y recibió aplausos en el arrastre. Hay que añadir que quedó deslucido el pitón izquierdo porque estaba ajado como una fregona de esparto y la gente se puso a murmurar, pues de todos es sabido que Fernando Cuadri es un ganadero que no enfunda y no confunde.

Se protestó el segundo porque blandeaba y no terminaba de convencer su cara sin rematar. Fue el toro de menos a más, es cierto, en gran parte debido a la extraordinaria maestría de Marco Galán, para concluir Sánchez en la tercera pasada por banderillas con una lección de aproximación de toreo con el cuerpo, despacio, llegando hasta el hocico, de frente, provocando la arrancada a dos metros, volcándose en el balcón y salir también andando con una serenidad propia de personajes superiores. Le dio Castaño una tanda buena casi en los medios para después dejar incierta su capacidad para torear. Se fue descolocando del sitio y del remate y dejó inédito al cuadri de alguna faena. Dio Castaño una estocada atravesada y caída perdiendo el engaño y el animal se llevó al desolladero algunas palmas.

Después de evidenciar que la cuadrilla de Castaño resuelve con mucha profesionalidad la embarazosa papeleta de lidiar toros con fuerza y casta, difíciles o imposibles la mayoría de las veces, quedaba demostrado por lo mismo que no todo el mundo puede realizar este trasteo porque no está preparado, o acostumbrado. Y las cuadrillas protagonizaban sus particulares calvarios. Por ejemplo, con el toro que hizo tercero y de una hondura pasmosa en sus lomos. Muy aplomado resultó desde el principio y a medida que avanzaba la lidia se transformó en reservón. Los vanos intentos de Iván García se diluyeron en guirigay, mientras que dejaba muchos intentos por fuera para matar a la desesperada. 

El cuarto salió con la velocidad del rayo, codicioso, imponente. Tomó de Sandoval la primera vara empujando; en la segunda quedó reservón; y de la tercera no quiso nada aunque el varilarguero insistió con la cabalgadura hasta seis veces. El animal desafiante de un principio se quedó acobardado en tablas durante el tercio de banderillas a que nos tiene deslumbrados la cuadrilla de Castaño. Los dos hombres ya legendarios, Sánchez y Adalid, se fueron superando en el riesgo por los adentros en los tres pares que colocaron magistralmente. Una vez que Castaño arrancó al animal de las tablas, ya casi en los medios, pudo lucir una tanda medida, envuelta, ligada, para después desaprovechar las embestidas nobles de un animal atemperado y consentidor. Al diestro de enormes batallas de otras épocas se le vio con un trasteo poco contundente para terminar sin sitio y con muchas dudas sobre sus posibilidades. Y después de una estocada, de perder los trastos y de aguantar  como pudo la irresolución de la faena, irrumpieron dos locos antitaurinos en el redondel exhibiendo una pequeña pancarta que nadie pudo leer. Estuvieron un buen rato en el otro extremo del ruedo -donde estaba el agonizante animal y la cuadrilla vigilando sus movimientos y posibles peligros-, al mismo tiempo que eran desalojados por sus propios miedos y ningunas actuaciones de los miembros de seguridad.

La lidia del quinto fue un desastre. Los conocimientos de García, escasos. Las evidencias que necesitan oficio, muchas. Dejó una cuchillada en los bajos y se acabó con un ejemplar se silueta imponente y bondad apreciable. Y en el sexto pasó algo parecido, pero más intenso. Si el animal se quedó crudo fue porque el picador no supo qué hacer y si desafió al diestro fue porque se creció ante las pocas soluciones de dominio de Venegas que, aunque el diestro puso mucha entrega y valor, y se jugó la vida en algunos lances. Mató como pudo. Y terminó esta rara tarde de toros de Cuadri.

Plaza de toros de Las Ventas. Madrid. 2 de junio de 2014
Vigesimoquinto festejo de la Feria de San Isidro 2014.
Toros de Cuadri para Javier Castaño, Iván García y José Carlos Venegas (que confirma alternativa).

viernes, 30 de mayo de 2014

Crónica. Vigesimoprimer festejo. Feria de San Isidro 2014

En la imagen José Mari Manzanares y un desvencijado toro de El Pilar.
Fotografías de Paco Sanz.

Con mucha coña
y mucho engaño

Por Paz Domingo

Con mucha eñe española y quejumbrosa torería se perpetró una engañifa mayúscula. La coña no tuvo gracia aunque estuvo todo dispuesto para acometerla con alevosía. Las tres figuras de tan afanada artimaña habían elegido amañadas gansadas en vez toritos bravos, cobraron previo apaño, se vistieron con el ceño fruncido, comulgaron de la piña colada y se promocionaron para escenificar el sueño señero del engaño. Veamos lo que dio de sí la eñe.

Con la ña. Pues ña de ña. Ña de artimaña, de organizar este bodrio estafador y querer que encima les saquen en volandas divinas. Incluso, lo más asombroso es que le ponen frunce al resultado y se sientan ofendidos porque los demás no tragaron con este alarde de desvergüenza torera. Ña, ña, ña, de na, de castizo na, queridos, que para ser toreros de reverencia hay que haberlo demostrado con honradez, hombría y genialidad.

Con la ñe. Pues ñe de ñe. O lo que es lo mismo, que hay que hacer limpieza en las altas cañerías del escalafón y ponerle los puntos a las íes. Para empezar dejen de hacer exaltación de su afición pues no existe mayor impostura, ni tan grandiosa patraña, de ver cuánto les importa a ustedes y a sus bolsillos la fiesta y su decencia.

Con la ñi. Ñi tu ni nadie. Pues nadie. ¡Qué le vamos a hacer!

Con la ño. Esta es fácil, ñoño. La inexpresión de Castella es recalcitrante. Nunca dice nada. Nunca, a pesar de que cambió de repertorio para salirle las cosas como siempre. Lacia era la flema de Talavante y hasta daba la risa tonta cuando intentaba componer su desojado cuerpo en posturitas patéticas al imberbe bovino que le prepararon para el cante grande y que hizo tercero. Después vendría en hermano mayor; y el torero se infló en tan mentirosa faena que daban ganas de descomponerle su tontorrón semblante. Y respecto a la figura de moda, únicamente decir que se escondía en su particular pasarela de cazadores de tendencia y que ayer solo tenían ojitos para el empaque del modelo, ya que ni la fiesta, ni la verdad y ni los otros dos pobres -ni con sus vestidos ni con sus físicos-, alumbran un candil por mucha novena que se rece a santa Rita. Pero, ¿qué ha hecho Manzanares más que los demás? ¿Qué hacemos nosotros para merecer esta mentira ñoña y engañadora?

Con la ñu. Con la ñu de ñus. Hasta seis soltaron a juguetear por el ruedo, a revolotear como gallináceas, a picotear como vulgares ñandús. A esta manada de mamíferos bovinos, también a sus criadores y promotores profesionales, hay que darles la enhorabuena por tan arrogante osadía pues la dura elección –fruto de un arduo consenso- no pudo ser más acertada para arrasar con la gente guapa, con la fea; con la lista, con la tonta; con la molesta, con la seductora; con la rica, con la pobre; con todo bicho viviente; y además quedar como unos roñosos.

Así está la eñe, como la fiesta, escondida en el alfabeto y en la historia. Únicamente decirles que de tanta coña estamos hasta el moño, señores. Lo de señores es por quedar bien porque ya nos ha quedado claro que no lo son. Y si quieren saber cómo quedaron las espadas en los deslomados ñus, como dibujaron presuntas verónicas los maestros de rostros imposibles y cómo lucieron posturas e imposturas tan arrogantes figuras del firmamento taurino, pues ahórrenselo. No creo que existan. Ni inventándoselas.

Plaza de toros de Las Ventas. Madrid. 29 de mayo de 2014
Vigesimoprimer festejo de la Feria de San Isidro 2014.
Toros de El Pilar para Sebastián Castella, José Mari Manzanares y Alejandro Talavante.








jueves, 29 de mayo de 2014

Crónica. Vigésimo festejo. San Isidro 2014

No es fácil entender

Por Paz Domingo

Hay tardes de toros que son muy difícil de entenderlas. Hay toros en esas tardes que se van inéditos de comprensión. Y hay muy pocos aficionados que sean capaces de aglutinar conocimientos y sabiduría para hacer un juicio justo de las complejas maneras en que se desarrollan algunas, también pocas, tardes de toros, toreros y aficionados. Los toros de Baltasar Ibán son un reto para cualquiera que se precie en las alturas del conocimiento.

No se pretende asegurar que se sabe más que nadie, aunque se respetan todos los juicios de valor –muchos y variados en un día como hoy-, pero no es fácil poder ver a los ibanes con una amplitud de miras equitativa. Y a riesgo de equivocarnos todos, hoy nos examinamos en conocimientos en materia taurómaca. En mi opinión, los toros de Baltasar Ibán estuvieron impecables en presentación y trasmisión. Unos toros que únicamente pueden salir en Madrid y ser apreciados por esa pequeña porción de aficionados que saben decir con precisión científica cuándo se da un toro de casta y cuándo no se dará por mucho que se empeñen las normativas modernas.

Fueron toros encastados, con una personalidad ya muy definida en sus acometidas. Tienen genio, lo mezclan con fijeza, no pisan terrenos cercanos a chiqueros, siguen los engaños si les reta de frente, tienen sangre en las venas, juegan fuerte, son ávidos y espabilados, recorren la muleta, investigan si su trazo se muestra seguro y sienten la curiosidad del saltito rebrincado del final del pase. Y todos salieron en esta línea, todos. Unos aguantaron más y otros se acabaron pronto, es cierto. Pero la escasez de fuerzas no es únicamente una circunstancia inherente al grosor de las potencias naturales, es también proporcional a los batacazos que se les den en la sufrida arena. Unos fueron más codiciosos que otros, y si se contempla la ambición en la capacidad para asumir pases de acompañamiento puede ser que no lo fuera ninguno. Que no salieron buenos en los caballos, dicen por ahí, cuando lo que procedía era exponer bien al jamelgo, citarle de frente, colocar bien la vara, sujetar la fuerza que ofrecían y demás órdenes lógicos, mientras lo que se vio es que era más lucrativo el juego del ratón y el gato con puñaladas traseras y tundidoras. Algunos merecieron ponerlos en suerte de nuevo, pero como les habían hecho la palanca de contención en sus partes traseras, pues les dejaron molidos a conciencia y protestones en el tercio siguiente.

Hay quien asegura que el segundo toro de la tarde era descastado, cuando lo cierto es que no puede tener un animal más casta, más personalidad para decir sin palabras que no quiere enganchones, ni terrenos entre dos rayas, ni porfías, ni dudas, ni inseguridades… Que lo que necesita es mano dura, cuerpo que aguante firme, muleta de verdad, corazón que contenga el miedo, un reto de principio a fin. Quedó arrinconado en la tarde este impresionante toro por la lluvia feroz y por la inseguridad de Bolívar que, aunque expuso mucha valentía, falló en conocimientos de materia tan reservada.

Robleño, Bolívar y Pinar fueron hombres valientes pero no competentes para dar con la clave de los ibanes. A los tres les faltó ese pasito para adelante que muy pocos hombres son capaces de dar, pues aunque estuvieron entregados a la batalla, se necesitaba pelear por la excelencia. Que son grandes hombres toreros en la lucha nadie lo duda, pero ayer el examen era para sacar nota. O todo, o nada. Es el peaje tan alto que exigen y que también muy pocos reconocen.

Plaza de toros de Las Ventas. Madrid. 28 de mayo de 2014
Vigésimo festejo de la Feria de San Isidro 2014.
Toros de Baltasar Ibán para Fernando Robleño, Luis Bolívar y Rubén Pinar.

miércoles, 28 de mayo de 2014

Crónica. Decimonoveno festejo. San Isidro 2014

Con un par por los adentros

Por Paz Domingo
Hoy hay una gran noticia por los adentros toreros. La alumbró un subalterno llamado Ángel Otero con un soberbio par de banderillas. Y todo el mundo habla de ello. Los que entienden porque saben de la belleza del toreo y de su rareza en este mundo de vulgaridad actual. Y los que no entienden porque la sorpresa y la fe inundan su espíritu. La terna de la torería en esta tarde repleta de extraños la completarían los hombres de plata Montoliú y Jesús Romero. Y es que desde el principio todo estuvo trastocado.

La ganadería titular se caía del cartel anunciándolo en tuis. A toda prisa se anunció la reserva de Ricardo Gallardo, así como quien no quiere la cosa y se improvisa algo. Pues lo que salió por chiqueros parecía un conjunto bien estudiado. De presentación delantera muy del gusto en Madrid; baja de estatura para el acomodo de los toreros; de comportamiento repetidor para el último tercio; con cierto genio echado para adelante en casi todos sus ejemplares. Todo sobre la marcha, decían.

Pero fueron saliendo ejemplares que si no convencían en la salida por el tipo, ni tampoco por lo que empujaban en los petos, trasmitían largura, acometidas largas, reservas de fuerzas y una nobleza con mucha seguridad. Fue creciendo en intensidad hasta el tercer ejemplar, un animal capacitado para inundar de virtuosismo el toreo. Cayó la mala suerte en Tejela que hizo un apoteósico recorrido por la antítesis de las pautas de la excelsa torería y, no contento con evidenciar sus grandes deficiencias artísticas, escondió a propósito las abundancias que tenía el noble animal entregado a la muleta en cuerpo y alma. Y es que, ¡hasta para ser toro hay que tener estrella! Y para ser aficionado, pues ya se podría explicar la circunstancia de asumir que este torero se encuentre perennemente en esta feria madrileña, que le toque lo más decente, y que además no le saque partido. Alucinante, como dicen.

Repitió Tejela idéntica actitud en el sexto, cuando la tarde se había venido abajo después que los tres diestros tomaran la iniciativa de tapar todo lo potable que los animales tenían en las entrañas. Los tres primeros ejemplares les pusieron en el aprieto de tener que torear y decidieron en comandita delegar en sus hombres de confianza o en los alivios propios. Y sucedió que el público no es tonto, que tiene memoria. Recordó los detalles torerísimos de Uceda, de su porte clásico, de sus estoconazos a ley, pero no le cabía en la cabeza que el diestro estropeara su talento en la porfía del toreo robótico hacia atrás, de los alivios atropellados, de pinturerías postizas. Se llevó el torero una oreja regalada de tan agraciado oponente, de la misma manera que también debería haberse llevado un gran tirón en las suyas.

El caso de Curro es muy similar. Al torero se le ha visto dar lecciones de torero, y muy buenas por cierto. Incluso, en algún momento, hace años, superó su estricto clasicismo, se arrancó el miedo de cuajo, y le hizo una faena de dominio a un manso intratable. Pues lo que se vislumbró es que el diestro es otro en imagen, dispuesto a trasmitir voluntad, preparado  a entrar en este toreo plano que ni compromete ni eleva. Apuntaba bien el sitio adecuado y el terreno preciso, pero cuando disparaba le salía el tiro por la retaguardia.

El público de memoria pedía a gritos sus recuerdos y el juramento por parte de todos los componentes de esta tramoya taurina que si al menos no son capaces de igualar el pasado glorioso, al menos sean inteligentes para no emborronarlo. Se espera este pequeño milagro.

Plaza de toros de Las Ventas. Madrid. 27 de mayo de 2014
Decimonoveno festejo de la Feria de San Isidro 2014.
Toros de Fuente Ymbro (ganadería que sustituía a José Luis Pereda) para Uceda Leal, Curro Díaz y Matías Tejela.

martes, 27 de mayo de 2014

Crónica. Feria de San Isidro 2014

Nos invade el mal gusto

Por Paz Domingo

Hay una corriente invasora de mal gusto que está arrasando con la elegancia propia del ritual taurómaco. La chabacanería que definen a estilos y formas propios de camaradas, grupos, colectivos, ideologías y demás impulsos asociativos es un hecho catastrófico puesto que la ramplonería se impone y ahora asalta a lo más inalcanzable, por extremadamente diferente, que corresponde al mundo colorista y metódico que es el espectáculo de los toros. De todos es sabido, y también admirado, que la estética del ritual taurino es peculiar, única, asimétrica a todo y definida por parámetros de alta sofisticación. Es lo que la hace atractiva a aquellos artistas que perciben este preciosismo como un lugar poco común en el que buscan inspiración.

A esta genialidad estética y artística -que se ha sabido preservar desde hace siglos- puede quedarle un minuto de gloria. Así, pues, se puede hablar del mal gusto que poco a poco nos va a carcomer la exclusividad y nos meterá de cabeza en la vulgaridad universal. Y como no hubo lance bueno que llevarse a la boca, pues procede ensañarse un rato con tanta grosería, con la zafiedad de los desplantes, con las espontaneidades trasladadas del fútbol, con los compadreos a la vista de todos, con las malas artes defensivas, con los comentarios divulgativos para enseñar el toreo al revés, con la ponderación de la mediocridad…

Es bochornoso que estos tres jovenzuelos tan bien preparados, tan llenos de promesas, tan ricos de ilusiones, no supieran aportar un poco de técnica para ponerse de frente y por derecho antes tres juanpedros nobletones, carretones y dulzones que se salvaron de la criba que hicieron a la ganadería titular de Guadaira. Es afrentoso que ninguno de los tres pudiera resolver con elegancia y criterio las posibilidades de genio y algo de casta de los otros tres novillos de Montealto, pues los tres animales se fueron inéditos al desolladero con nefastas y sanguinolentas estocadas en los lomos y con el orgullo de saber estar por encima del mal gusto.

Todo el mundo entiende que no se debe cargar las tintas sobre las actuaciones de estos muchachos, entre otras cosas por educación. Pero es que el mal gusto rebasa lo admisible. La mercadotecnia postiza y ruin -en la que son educados- ha hecho de ellos seres engreídos en la nada. Los tutores -que empeñan sus desvelos para que estos jóvenes florezcan en el escalafón- son tan insaciables que les trae sin cuidado si estos chicos tienen capacidad de defenderse delante de un toro. Una buena enseñanza debe partir siempre de la verdad y aunque -a nadie parece importarle mucho este asunto- está claro que tampoco nadie se interesará por las mentiras. Y, sobre todo, el buen gusto, la torería, queridos torerillos, es algo que no se aprende. Se tiene, o no se tiene. Si se tiene, mejor que mejor. Si no se tiene, se respeta. Que no es poco.

Plaza de toros de Las Ventas. Madrid. 26 de mayo de 2014
Decimoctavo festejo de la Feria de San Isidro 2014.
Tres novillos de Guadaira (titular en los carteles) y tres de Montalvo para los novilleros Román (que sustituía a Martín Escudero), Gonzalo Caballero y Posada de Maravillas.


lunes, 26 de mayo de 2014

Crónica. Feria de San Isidro 2014

Plaza de toros de Las Ventas. Madrid. 25 de mayo de 2014
Decimoséptimo festejo de la Feria de San Isidro 2014.
Toros de Peñajara (cinco devueltos) para los diestros Víctor Puerto, Eugenio de Mora y Alberto Lamelas.

Sablazo con alevosía

Por Paz Domingo
A estas alturas el hartazgo por tanta desidia es insufrible. Una corrida que cuela sin argumento ninguno de fuerza, casta, presentación y demás reglas básicas que deberían imponerse. Cinco toros de Peñajara fueron devueltos a los corrales por inválidos. Cinco sobreros, de los cuales dos fueron sobreros de sobreros. Tres horas de desesperación, más una bochornosa actuación de Mora a base de amiguismo, destoreo y mucha, mucha ignorancia. Esto, aquí y en la China mandarina, viene a tener el mismo apodo: ¡Un sablazo con alevosía! Y el que no quiera entenderlo es que le interesa y mucho este fraude de largo recorrido. Olé.

Empecemos por el principio. La empresa que propone un cartel que puede programar fuera de feria, incluso no darlo, por una cuestión de salubridad social. Taurodelta, ¿qué pretende? Pues una estafa. ¿Cómo? Sencillo. Si alguien se cae de la mencionada lista, las devoluciones llegan a rebosar el despacho principal. ¿Qué hacen? Meter a presión la corrida completa y si hay que echar todo atrás -pues los corrales de la plaza están abarrotados de regalos de muchos ganaderos que llevan mercancía de prueba a precio cero-, les compensa tanto bochorno. Así pues, es lo mismo protestar que no hacerlo, ir que no ir, tirarse de un puente o precipitarse en el precipicio, porque la empresa no pierde un céntimo, incluso gana y mucho.

Seguimos. Este mejunje de carteles para la fiesta taurina más importante ha sido aprobado por el Centro de Asuntos Taurinos, un organismo dependiente de la Comunidad de Madrid, como propietaria del coso, que además de dirigir la explotación de la plaza, tiene la obligación de “fomentar y promocionar la fiesta de los toros”. Dar el visto bueno a esta programación es el acto más descaminado a promover nada sincero y valiente como solución a la aberrante decadencia que se da en este espectáculo.

El equipo veterinario tiene también un premio honorífico. El tanto se lo apuntan Francisco Javier Fernández Gómez, Cruz Manuel Carpintero Hervás y Secundino Ortuño Martínez. El presidente César Gómez no tuvo más remedio que ponerle celeridad a la tormenta y algo de cordura a una petición de oreja de chiste. Pero, lo que había en los chiqueros ya se sabía y la cuestión es que deberían conocerse los consensos entre las partes que llevaron a estos animales hasta el tramo final.

Les ofrezco el calvario resumido de tan sabroso y envenenado regalito. Seis hieros diferentes, once animales en el desfile, más de tres horas de infortunio y un gran parecido a una tragicomedia de pacotilla.
  1. Primer toro; inválido; devuelto. Primer sobrero de El Cortijillo; devuelto por partirse el pitón derecho al entrar al caballo. Tercer animal en el ruedo, de Peñajara, pues el matador Víctor Puerto pide correr turno y tuvo una flojedad de caerse; se mantuvo en pie gracias a las duras penas de los oficiantes; murió de flojedad agravada con un bajonazo que prácticamente ni necesitaba para desvanecerse.
  2. Segundo titular; inválido, devuelto. El toro que lo sustituye es el quinto en orden de lidia pues Eugenio de Mora prefiere aguantar a recuperar los corrales. Resulta nobletón, tontorrón y flojón. Nada de apreciable en el manejo de los trastos.
  3. Nos esperaba un buen premio. Primer mamífero evanescente de Peñajara y con unos pitones como las escobas de hojalata; devuelto. El tercero bis      pertenecía a la ganadería de Torrealba, con cinco años, con los rulos puestos en forma de crotales indecentes que le afeaban su gran fealdad; protestado por todo; el presidente probó a ver si aguantaba el cambio de      tercio y a los dos segundos hubo de rectificar para sacar el verde en acto inmisericorde. A esas horas, las ocho y media de la tarde apetecía subirse a hacerle compañía a la veleta, o algo peor. El tercero bis-bis era ya el quinto sobrero, que se dice pronto, de Los Chospes. El mozo que porta los carteles realizó varias carreras a los interiores para poder completar el anuncio del misterio. Era algo encastadito el pobre animal pero Alberto Lamelas se limitaba a acompañar cuando lo que había que hacer era levarlo muy llevadito. Saludó desde el tercio.
  4. Segundo sobrero titular de Conde de la Maza y por presencia más propio de un rodeo que de la plaza de Madrid. Un asco, indescriptible. Nada de nada ni hombre ni animal. A otro. Dan las luces.
  5. Ganadería La Rosaleda… ¡Increíble, el toro colorao embestía, tontorronamente pero recorría los vuelos de la muleta catastrófica de Mora, insufrible por impresentable, aberrante en el paso atrás, en el toreo al revés, en el desatino tundidor. Y fruto de la desesperación, allí mismo se pusieron farrucos a pedir una oreja y que el presidente contuvo afortunadamente. Dio una vuelta lenta para desesperación de algún cuerdo que pudiera quedar por allí. Con toreros así no hace falta fiesta que guardar porque nadie tiene la culpa que este diestro toree poco -o no lo haya hecho nunca-, el caso que lo que hizo no lo hizo bien, y punto.
  6. Más de las nueve y media de la noche. Casi las diez. El último Peñajara que se salvó de la quema. Eran las diez, qué se podía pedir a esas horas. Lamelas tramitó de urgencia y a correr. ¡Por Dios bendito!

viernes, 23 de mayo de 2014

Crónica. Feria de San Isidro 2014

Plaza de toros de Las Ventas. Madrid. 22 de mayo de 2014
Decimocuarto festejo de la Feria de San Isidro 2014.
Toros de Montalvo para los diestros Finito de Córdoba, Morante de la Puebla y Alejandro Talavante.

Los papeles que llevaba el viento

Por Paz Domingo
De los minúsculos papeles que se lanzan al aire en el ruedo para saber por dónde sopla más el viento ninguno tocó la arena. Revoloteaban frenéticos, en caracolas sin interrupción, en pequeños tornados que se rizan en la perfección para no dar tregua al descanso. Las corrientes aéreas fueron arreciando con las tres figuras del firmamento que se crecieron en altura, en vertiginoso bochorno, hasta perderse en la inmensidad del horizonte.

Finito ascendió a los cielos hace tiempo. Una circunstancia que es objeto de estudio para los científicos que investigan cuál sería la respuesta del ser humano cuando la resistencia a la atmósfera podría estar en cero absoluto. Pues bien, aquella jovencísima promesa del nuevo califato tomó vuelo hace tanto tiempo que más de la mitad de la plaza, y es mucho suponer, no ha visto lo que puede aportar al vistoso mundo clásico, refinado y elegante del toreo, según dice. Se pasó la tarde en graves gestos de contradicción, en un rictus permanente de insatisfacción, y tan afectado exponía su espíritu que daban hasta ganas de condecorar de nuevo al comandante de aviación, proponerle educadamente una honorífica reserva y una retirada necesaria.

Las reapariciones de los toreros tienen explicación si te las argumenta un castizo. Pero, esta clase de seres tan genuinos y chistosos han desaparecido del mapa social. Ya no es el mismo paisaje, ni tampoco tiene la misma gracia ver cómo muchas estrellas rutilantes inundan el firmamento, venden luz de gas, te exigen el impuesto de contaminación lumínica, te piden calma, te matan de aburrimiento, para después molerte con tundas de exquisita vulgaridad. Así, ese fenómeno atmosférico llamado Morante, más entregado a la estética propia que al toreo para los demás, fue capaz de elevarse en el espacio sin intervención de agentes físicos conocidos, ni desconocidos. Amagó levemente en algún cuarto de vuelo en el capote y emprendió ascensión vertiginosa como si un cohete le llevara a los lomos cortando la amplitud de la lejanía. Y aun no sabiendo nada de astronautas, ni de naves tripuladas, ni como se tiene una castiza explicación de la anomalía, muchos ya creen ver a Morante como un punto distante, borroso e indefinido en el más allá de la retórica. Y en la plaza abarrotada de pura estética, el maestro inspirador de tendencias se ató fuerte el grueso corbatín, se atusó las patillas bandoleras hasta donde nace la tráquea, lanzó unas miradas desafiantes y dio un mitin propio de aquellas viejas leyendas de trabuco. Lo hizo con mucha personalidad, todo hay que decirlo.

Talavante reapareció fugazmente en forma de paloma. Dio unos naturales con seguridad, con aplomo, con trasparencia que hasta la luz de la tarde traspasaba la fibra de la lámina. Tampoco hay que exagerar porque al igual que surgió en potencia como el fenómeno del cambio climático, de la misma manera quedó arrasado por una escalofriante corriente de aire que provenía directamente de su soberbia capacidad de mostrar el vacío. Dos veces se puso la zancadilla a sí mismo. La primera, cuando tenía algo meritorio que ganar y correspondió con puñalada traicionera. La segunda, porque no quiso. ¿O sí? Quién sabe.

Los toros de Montalvo pasaron por Madrid así como así. El ganadero aprovechó lo bueno en Sevilla porque la peripecia de no tener apoderados, veedores, representantes y mil ofertas que les atosigan pintó a la oportunidad calva. Pero, lo de ayer, no se vio casi nada que destacara y ese poco fue suficiente para descolocar a los diestros que deberían comerse el mundo, merendarse lo bueno que hay en las dehesas, cenarse un buen suflé político y después fumarse como si tal cosa el tabaco de picadura. Un tremendo dilema el de la sostenibilidad del escenario taurómaco, del argumento, del drama y del final sin sorpresas. Hasta se ha desvirtuado lo básico: todos los clubes taurinos juegan en Champions pero nadie es capaz de ganar la competición. Que alguien que sepa de esto lo explique, por favor.

Por cierto, antes de que se me olvide, y aunque quede poco elegante, es necesario proponer a los benefactores de la salud pública -que quieren poner una tapadera al pedazo de monumento de la plaza de Madrid- que se lo piensen dos veces. Ahora, le echan la culpa de todas las culpitas a los vientos que arrecian en este coso tan ingrato. Pues que se lo piensen porque: ¿A quién le echarán la culpa cuando le pongan un techo metálico asqueroso, insalubre por ruidoso, tétrico y torturador para dejar que la luz natural inspire a los amantes de la belleza, aunque inmune a las corrientes de aire? Por qué no solicitan la misma operación a los maestrantes sevillanos o a las autoridades tinerfeñas con el Teide y les venden un pack a tres bandas. Dicen que la instalación de cubiertas voladizas es una oportunidad para emprendedores cuando lo que parece es un negocio descarado e interesado en ponerle puertas al cielo, y por el empeño que ponen hasta parece muy rentable para su propia economía.