Fracasa la iniciativa de suprimir los festejos taurinos en el pueblo madrileño por la escasa participación. Pero el ridículo ya está hecho
5.776 vecinos de la localidad madrileña Manzanares el Real estaban convocados este pasado fin de semana para que se pronunciaran sobre una propuesta del ayuntamiento para suprimir los festejos taurinos en las fiestas locales. El argumento de la iniciativa era la reducción de gastos. Al final, todo ha concluido en una maniobra ridícula por parte del consistorio, -que solamente ha conseguido un 22% de participación-, en una repercusión mediática que ya se quisiera para promocionar los fundamentos de la fiesta en general, y en la posibilidad de que cunda el ejemplo para que las instituciones o representantes políticos y sociales eludan la responsabilidad de difundir, fomentar y desarrollar un espectáculo, al que están obligados porque forma parte del patrimonio común de todos. Les guste o no. Cueste o sea gratuito.
Resulta que los festejos taurinos representan en este pueblo madrileño 125.000 euros, un 25% de todo el presupuesto asignado a la concejalía de cultura. Se supone que el otro 75%, que se destina a actuaciones de cantantes, charangas, orquestas, y demás expresiones culturales, quedaría intacto. Lo razonable, es que también se suprimieran, y puestos a hacer la misma demagogia, lo lógico es que se hubiera sometido a votación.
Así entonces, la razón no ha sido el monto económico. La supresión de gastos ha sido la excusa para este afán de notoriedad y bochornosa contemporización por parte de estos representantes que confunden las churras con las merinas, y que con sus iniciativas nos hacen participar en estos simulacros peregrinos. El mundo al revés.
Pero como les ha salido el tiro por la culata, será el propio consistorio el que tome la decisión de qué hacer con el 53% del 22% que han votado sí a esta increíble propuesta. Ahora, el alcalde se excusa, y asegura que ya dijo hace tres días que si no había un 40% de participación, no se tendría en cuenta el resultado. Lo que habría que hacer es pedir cuentas al responsable del consistorio por su maniqueísmo, por el tiempo que ha hecho perder, por tan bochornoso desafío, y porque no será con probabilidad el único punto a recortar en todo el presupuesto consistorial si se propone reducir costes. Se trata señor alcalde de sentido común, de no perjudicar a nadie para que se beneficien otros. Sus vecinos así lo han entendido. Pero el ridículo ya está hecho.
lunes, 30 de marzo de 2009
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