Por Paz Domingo. La actuación de los oficiales de caballería fue laboriosa en demolición. Contra los petos de sus cabalgaduras se estrellaron los toros encastados de Baltasar Ibán, quedando abandonados los animales por los maestros respectivos a la suerte toricida de los puyazos delanteros, traseros, laterales, con saña, sin salida, sin cuidado. Ésta parecía la consigna y la hicieron materia de ley militar. Los tres soldados rasos se emplearon en el camuflaje de las buenas, verdaderas y propias condiciones de los toros, desarrollaron el toreo de las afueras, pretendieron el dominio inexistente, estudiaron la ocultación de los fondos nobles y quedaron todos por debajo de las circunstancias, que no eran otras que la maravillosa fortuna para hartarse de toreo y de gloria. Pues bien, los seis animales que ofrecían condecoraciones, se quedaron inéditos. (...)
Decimoctavo festejo. Madrid. Plaza de toros de Las Ventas, 27 de mayo de 2012.
Toros de Baltasar Ibán para Fermín Spínola, Serafín Marín y Rubén Pinar
Toros de Baltasar Ibán para Fermín Spínola, Serafín Marín y Rubén Pinar
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